viernes, mayo 23, 2008

prosa


En mi prosa tiene lugar un tranco amable de tempestad alejándose.
Aquí descuero animales que pueblan mi placer.
Aquí desangro bestias que colonizan mi pesar.

Presento en esta brecha deliciosa
amargos mordiscos del alma que aqueja.
Obtengo por estos lados abrigo infame de escritos borradores.
Pretendo burlarme de mis propias encuadernaciones.

Creo deber escapar a márgenes en rojo;
mayúsculas cavidades se me antojan ambiguas,
y tus ojos, páramos de repente florecidos.

Antórchame y guía mi brinco...
Haz de una vez luz por allá donde miro.
Afirma mis cantos con zancos de lágrimas.

Sostenme las manos mientras pienso
y dejo
arrancarse del cuello alaridos mágicos.

Sostenme los pies mientras arranco al camino

las piedras que hilvanan mis pasos.

4 comentarios:

el escríba dijo...

Me abandono en su tristeza lírica,sucumbo al romanticismo. Salud!

Natalie Sève dijo...

Este poema me ha dejado admirada de como escribes...cuantas imágenes anidas...te felicito, un abrazo!
Natalie.

el escríba dijo...

Gracias por la aportación de los melones,que es un recurso muy natural, ..pero es igual! dejarían todo tirado por ahí,haber si ponen mas papeleras para utilizar. ,,te iré leyendo! me gusta lo que evocan tus poemas.

Cristián Arregui Berger dijo...

sí,
hay una prosa invisible
para que los páramos florezcan

saludos