miércoles, mayo 28, 2008

nunca haga usted nada más

Nunca un camino carnaval.
Nunca un comino importó.
Nunca nunca la guayaba.
Nunca el cáliz.
Nunca el dolor.

Haga valses de cerezas.
Haga bufandas.
Haga castañas.
Haga los bordados de una vez...

Usted, mire bien.
Usted, no sea un mono.
Usted, despierte.

Nada, si no quiero.
Nada, un calambre.

Más, más colores.



Nunca haga usted nada más...

viernes, mayo 23, 2008

prosa


En mi prosa tiene lugar un tranco amable de tempestad alejándose.
Aquí descuero animales que pueblan mi placer.
Aquí desangro bestias que colonizan mi pesar.

Presento en esta brecha deliciosa
amargos mordiscos del alma que aqueja.
Obtengo por estos lados abrigo infame de escritos borradores.
Pretendo burlarme de mis propias encuadernaciones.

Creo deber escapar a márgenes en rojo;
mayúsculas cavidades se me antojan ambiguas,
y tus ojos, páramos de repente florecidos.

Antórchame y guía mi brinco...
Haz de una vez luz por allá donde miro.
Afirma mis cantos con zancos de lágrimas.

Sostenme las manos mientras pienso
y dejo
arrancarse del cuello alaridos mágicos.

Sostenme los pies mientras arranco al camino

las piedras que hilvanan mis pasos.

miércoles, mayo 21, 2008

chinito y niñito

En la guerra me contabas cuentos en el oído, bajo la higuera. Veíamos el atardecer rojo caqui, creyendo que llorábamos de risa.

Me contabas del niño, llamado Segundo, que hizo un hoyo tan grande en la arena que encontró el pie de un chinito, y lo tiró tan fuerte que se lo trajo para este lado. Lo vistió con sus ropas, le puso Chapsui de nombre y lo hizo su amigo. El chinito no hablaba nada, y cuando hablaba no se le entendía. Entonces, inventaron un lenguaje sólo para ellos, con palabras nuevas e incluso gestos nuevos. Inventaron juegos nuevos, por ejemplo uno que consistía en quedarse quietos en el bosque, vestidos de verde, muy quietos hasta que los pájaros y conejos no los percibían, y hacían su vida como si ellos no estuvieran allí. Lo triste era cuando les daba hambre o ganas de ir al baño. Tenían que moverse y todos los animalitos corrían despavoridos. Entonces Chapsui se ponía a llorar inconsolablemente. El niñito lo amenazaba con hacer otro hoyo en la arena y devolverlo a su país, y ahí Chapsui se asustaba y se callaba.

Crecieron juntos, en esa dinámica. Eran adultos. Estaban enamorados de la misma mujer. Peleaban y se amenazaban. Segundo tenía el hoyo cavado en la arena. Chapsui estaba asustado. Sin embargo, llegaron a un acuerdo. Hicieron un trío.

Yo te decía que ese no podía ser el final del cuento. En esa época yo era virgen y no podía ni siquiera imaginar lo que era un trío. Y me decías, muerto de la risa, que el trío consistía en que Chapsui, Segundo, y la mujer se tomaban los tres de la mano y se tiraban con fuerza por el hoyo en la arena, y luego aparecían en China donde finalmente vivieron los tres felices para siempre. Ahí me tranquilizaba, y me quedaba dormida bajo la higuera, bajo el cielo color berenjena.

lunes, mayo 19, 2008

Leibniz vale callampa


Cuando el arco iris se movía, a medida que avanzábamos, hasta que se metió por el parabrisas.

Cuando me comí un piure entero, recién sacado de la piedra, desde la mano gorda de un pescador.

Cuando los aromos amarillos, furiosos, hacían la guerra contra las 7 de la mañana grises y frías del río Maule, camino a rancho.

Cuando vi un guarén del porte de un coipo y un chancho del porte de una vaca.

Cuando el vino finalmente se sacó el impermeable y supe de las papayas y los morrones.

Cuando el cielo y el mar se me aparecieron de repente siendo pintados en acuarela desde atrás del lienzo.

Cuando el principio de razón suficiente sufrió un desperfecto y se ahogó, se fundió, se quemó!!!

martes, mayo 13, 2008

la cofradía


Se cruza el gato negro primero en un sueño y luego a la vuelta de la esquina. El gato negro piensa cada vez que se cruza con un humano -¡eh! ¡otro con mala suerte!-. Los gatos negros se organizan en una cofradía secreta. Se reúnen una noche por semana, todos los miércoles, a realizar los balances correspondientes, acerca de cuántos humanos fueron manchados con la mala suerte, y acerca del número de humanos que efectivamente tuvo mala suerte durante esa semana. Bob le dice a Benito:- vale, socio, anduviste re bien, te felicito. El humano aquel del bigote ridículo fue despedido de su trabajo, y luego descubrió que su novia le era infiel. Y al carabinero ese, le dio pediculosis. Así me gustan las cosas, Benito, bien hechas; un trabajo pulcro. Nos servirá de ejemplo para el adoctrinamiento de los nuevos gatitos esos, de la parte norte del barrio. Fíjate que hay uno, muy vivaz y con unos ojos amarillos muy saltones, que tiene un talento especial, que ya estoy percibiendo. Él no lo sabe aún, pero llegará a ser uno de los mejores, te lo aseguro, Benito-.


Benito se va tranquilo a su casa, con la frente en alto, aunque no sin una pequeña contradicción interna. En su hogar humano nadie sospecha nada. Los quiere. Ha visto crecer a los niños y ha jugado con ellos. Cuida cautelosamente su paso para que ni por error se cruce en el camino de algún integrante de la familia. Una vez, sin quererlo, se cruzó por el camino de la madre, y ella luego se quemó con aceite caliente en la cocina. Se sintió muy culpable. Sin embargo, su adoctrinamiento en la escuela felina de la mala suerte fue más fuerte.


Benito lleva una doble vida. Se sacude el estrés que esto le provoca cazando palomas y rasguñando sillones. Cuando ya todos duermen, o en los ratos muertos de la tarde cuando aún los niños no llegan del colegio, sale a caminar por el barrio. Escoge cuidadosamente a su víctima. Le gustan los hombres con bigote y maletín, las señoras gordas con delantal, y los carabineros. También hace trabajos grupales, en los que se cruza con autos enteros (de preferencia blancos) , cuyos ocupantes, estupefactos, lo miran a los ojos, creyendo (con razón) en un posible accidente. Le cuesta un poco coordinar con las luces del semáforo, es un poco riesgoso. Pero cuando ha logrado su cometido, toda la escuela felina termina enterándose, y siente tras su cola los cuchicheos de admiración que lo llenan de orgullo.


Benito lleva una doble vida, y no se arrepiente de nada.

domingo, mayo 11, 2008

adivina buen adivinador


Soy yo, que me disfrazo de paz para sacarte hasta la última lágrima. Soy yo, que te obligo a salir al alba y morirte de frío, para asegurarte la canasta familiar y la navidad endeudada. Te vendo las casas de cartón piedra, todas igualitas, prometiéndote dignidad y si tienes suerte o apellido, una piscina. Sobrealimento a tus hijos, los lleno de cajitas felices con juguetes Disney y Coca-cola, mientras finjo luchar contra la desnutrición por allá por esos países que no me acuerdo cómo se llaman, pero donde son todos negritos y tienen Sida. Soy yo, que te embolino la perdiz con elecciones cada cuatro años, para que el malnacido de turno haga como que gobierna, cuando en realidad lo único que hace es alimentarme a mí mediante alianzas con mis hijitos…lindos ellos, viven alimentándome ( no saben que nunca conoceré la saciedad). Mi instinto sexual está tan desfigurado que el calentamiento global es mi más tórrida fantasía... me he ido desinhibiendo tanto que casi logro cumplirla…jijiji…casi me sonrojo. Pero no, porque no tengo vergüenza. Puedo un día crearte, así, casi de la nada ( sólo con la ayuda de mis muy estimados publicistas) una linda y nueva necesidad, o hacer que tus hijos quieran de todo corazón algo que no puedes comprar. Puedo hacerte divinizar tarjetas de plástico, nombres de corporaciones que amablemente colonizan países infinitomundistas para darte tus lindas zapatillas, sin las cuales no podrías corres tus 10 k diarios. Te hice creer que tienes que tener un plasma, un i-pod y un i-phone. Te hice creer que Facebook es la plaza del pueblo, y que con infinitos tests podrás encontrarle por fin un sentido a tu existencia, “conocerte a ti mismo”. Te tengo convencido de que la poesía es una pérdida de tiempo, de que la filosofía es para marihuaneros con morral y de que las molotov sólo son expresión de delincuencia, no de impotencia. He logrado que casi todos tengan la certeza de que el cigarrillo sólo es un mal vicio, y no la expresión de una mafia corporativista que es mi anillo de compromiso. Te tengo convencido de que puedes contraer mil enfermedades, para las que tendrás que comprar cientos de medicamentos y pagar toda una vida de planes de salud ( que mis hijos provechosamente controlan). Te tengo convencido de que no puedes escapar de mí, de que sin mí no puedes vivir, y he llegado tan adentro en tus pensamientos que incluso puedes matar para que yo pueda vivir tranquila en cada vez más lugares del mundo, para que tengamos nuestro hogar tibio, modelo Georgian, con piso flotante y un perro labrador que se come un sueldo mínimo y medio al mes. A ellas las tengo convencidas de que deben entrar en vestidos hechos para maniquíes de plástico, que fabrico en Vietnam o Tailandia con mi propia sangre, negra y espesa.…. Y me río en sus caras, pues los tengo convencidísimos a todos de que soy fruto de la democracia y expresión más pura de la libertad.

lunes, mayo 05, 2008

otoño




Tenemos la risa... Estamos seguros disfrazados de agujas.